El señor de rojo camina lentamente por lo verde, su caminar tiene un compás. Luego se ve su cabeza que se va perdiendo otra vez.
Tiene su silla en la que se sienta todas las tardes, aunque sean las cinco y este nublado, él no se mueve de allí. Parece que le gusta sentarse a contemplar los autos.
Sí, se que es raro, es que que hay en su mirada una mirada de enamorado. No mira de la misma manera a la mujer a su lado.
Cada tanto se va de su trono, pero no puede alejarse mucho tiempo, debe ser la extraña a ella... o a ellos.
También cuando esta sentado adquiere una pose como arrabalera, altanera, como alguien que esta seguro de que lo aman, de que lo esperan.
Él cuida los autos en el parque Sarmiento
-dos pesitos, jefe.
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