Todavía recuerdo el sabor del café como me lo enseñaste a preparar.
Recuerdo el color celeste cuando me mirabas esas tardes tirados en la cama.
Hay algunas veces que me acuerdo cuando nos parabamos en la esquina solo para besarnos, y el peso de tu brazo, abrazando mi cintura desacostumbrada a bajar la guardia.
Ya casi no recuerdo el encuentro de almas gemelas, la busqueda incesante a través de los tiempos, del encuentro fortuito y las promesas de amor eterno.
Quiero olvidar el mundo que creamos cuando estabamos juntos.
Saudades saudades, mon amour
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